La inteligencia es importante pero lo es más ser bueno, ético y sabio

Uno de los investigadores más prestigiosos del mundo en psicología recibió en Huelva el doctorado honoris causa

La Universidad de Huelva concedió el viernes un doctorado honoris causa al profesor estadounidense Robert J. Sternberg, uno de los psicólogos más prestigiosos del mundo. Hace más de una década que mantiene un estrecho vínculo con la Onubense, materializado en estudios conjuntos y en una continua colaboración con profesores y estudiantes. Sternberg (New Jersey, 1949) ha sido profesor de la Universidad de Yale y presidente de la Asociación Americana de Psicología, y en la actualidad ejerce en la Universidad de Oklahoma. Sus investigaciones se centran en la inteligencia, la creatividad, la sabiduría, el amor y el odio, aportando teorías que han revolucionado la psicología moderna.

-¿Qué supone para usted el doctorado honoris causa por la Universidad de Huelva?

-Tiene mucho significado para mí porque estuve aquí hace doce años. Conozco a varias personas aquí y tengo una conexión estrecha, no sólo con Huelva sino con España. Mi primer doctorado honorario fue de la Complutense. Tengo una historia aquí y estoy muy contento en Huelva. Recuerdo muy bien mi primer viaje. Dormimos en un monasterio y vimos un parque muy interesante. La Universidad ha cambiado mucho desde entonces.

-Sus estudios sobre inteligencia tienen fama mundial. Creíamos que ésta era algo natural pero usted nos dice que depende de muchos factores.

-La idea típica es que la inteligencia es fija y genética. Probablemente hay una porción genética pero lo que hemos descubierto es que es posible aumentar la inteligencia. Esa es la razón, por ejemplo, por la que los niños van a la escuela. También el concepto tradicional de la inteligencia es el de un coeficiente en un test, pero esto es demasiado simple. Hay gente con inteligencia académica, de cociente intelectual, pero con falta de sentido común, de creatividad, de sabiduría o de ética. El resultado es que creamos sociedades que premian a la gente con el tipo académico, pero eso no es suficiente para alcanzar el éxito.

-¿De qué manera se cuidan la inteligencia y la creatividad, sobre todo en los niños?

-Lo más importante, primero, es saber qué es la creatividad. Esto es la novedad de las ideas, la calidad y la relevancia. Cuando los hijos demuestran su creatividad, lo que sigue muchas veces es un castigo. Y no es intencionado por parte del padre o del maestro, pero muchas veces éstos piensan que un buen niño debe seguir sus instrucciones. Lo importante es conocer la creatividad, premiarla y alentarla, pero esto no pasa mucho. En el mundo cotidiano, las personas creativas muchas veces están castigadas.

-¿Quizá se peca de dar más importancia a la inteligencia que a la creatividad?

-La inteligencia es importante pero es más importante ser una persona buena, ética y sabia. Y muchas veces las sociedades sólo premian la inteligencia analítica, con resultados desastrosos.

-¿Pero cómo podemos estimular la inteligencia en los niños?

-Hay que darles oportunidades para explorar el mundo, para inventar cosas, descubrir y permitirles diseñar sus propios ambientes. Cuando un niño tiene fortaleza, hay que alentarla. Darles oportunidades para experimentar. El problema es que muchas veces los adultos presentan un mundo demasiado estructurado y no les permiten a los niños crear su propia estructura. El adulto piensa que conoce cómo funcionan las cosas, pero es mejor que los niños tengan la oportunidad de descubrir el mundo por sí mismos.

-Hace unos años trabajó en un proyecto en Venezuela para incrementar la inteligencia en la población. ¿Ha vuelto a intentarlo?

-El programa dio resultado a un libro, Inteligencia aplicada, que en una edición más reciente es como un texto para aumentar la inteligencia analítica, creativa y práctica. Hemos dirigido varios estudios para mostrar que se puede aumentar la inteligencia. Porque es como un músculo; si no se usa, se pierde. De forma semejante se necesita usar la inteligencia. A veces lo que pasa es que de adultos dejamos de usar nuestra inteligencia. Mi esposa Karen ha descubierto que sí se puede estimular, aún en la gente muy vieja. Lo peor es jubilarse y cesar de usar la inteligencia, ver demasiada televisión y no estimularse.

-¿Influye la demencia en la brillantez de algunas personas? ¿Qué hay de cierto cuando se habla de la locura del genio?

-Esta idea es un poco exagerada. Ciertamente hay genios locos, pero es la excepción y no la regla. El problema es que cuando hay un genio loco, todo el mundo se fija en eso. Pero la mayoría de personas muy hábiles son más normales de personalidad. Es un poco de mito.

-¿Hay más recursos para la inteligencia y la sabiduría en la actualidad?

-Creo que la sociedad pasa por alto la sabiduría. No está enseñada en las escuelas. Quizá en las iglesias, pero la actuación de las iglesias en la enseñanza no me da mucha confianza. El problema en las escuelas es que hay demasiado énfasis sobre el conocimiento académico sin enfatizar la importancia de la sabiduría y la ética. Porque si se observa el mundo, la mayoría de los problemas no son de falta de conocimiento ni de inteligencia analítica, son problemas de falta de sabiduría y ética.

-¿Se puede decir que la sabiduría, por aquello de buscar el bien común, humaniza la inteligencia?

-La inteligencia es necesaria para ser sabio, pero no es suficiente. Hay personas que son inteligentes pero tontos, en el sentido de que muestran falacias de pensamiento como egoísmo, creencias de omnisciencia, omnipotencia e invulnerabilidad y falta de ética. Es decir son personas con cocientes intelectuales altos pero que no saben cómo hacer mejor el mundo.

-¿Qué hay de verdadero y de falso en los cocientes intelectuales?

-No es exactamente falso, es incompleto. Se trata de un aspecto de la inteligencia, el aspecto de memoria y de razonamiento analítico. Y son cosas importantes pero se puede tener mucho conocimiento y no saber cómo usarlo cada día. Lo que vemos en el mundo son políticos que probablemente tienen altos cocientes intelectuales pero en las cosas cotidianas no saben cómo aplicar y usar la inteligencia para mejorar la condición del mundo.

-¿Qué ha fallado para que exista una crisis como la actual?

-Lo que ha fallado, creo, es que las escuelas desarrollan talentos incompletos y la gente no sabe cómo usar su talento para conseguir una bondad común. Sólo saben usar su inteligencia para ganar más para sí.

-¿Se puede aprender entonces de los errores de esta crisis?

-Si las escuelas enfatizan más el desarrollo de la sabiduría y del razonamiento ético y el uso de la inteligencia para mejorar el mundo, podríamos hacerlo mucho mejor. Pero, por ejemplo, en muchos países se antepone lo que es mejor a corto plazo, que es peor a largo plazo, no sólo para ellos sino para todo el mundo.

-¿Puede la crisis sumir en una depresión general a todo un país?

-La crisis puede ser la entrada a la destrucción pero también puede ser una oportunidad para aprender y corregir los errores del pasado. Muchas veces la gente descubre que las crisis pueden mejorar el estado del mundo. La cuestión hoy es cómo se puede utilizar la crisis para mejorar las condiciones en el país y en toda Europa.

-¿Hay esperanzas para que esta sociedad mejore su inteligencia y su sabiduría?

-Personalmente debo tener optimismo. Tengo trillizos de un año y si no tengo optimismo, estaría sumamente deprimido. Para ellos quiero crear un mundo mejor. Y todos nosotros deberíamos hacer igual.
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